Si algo recuerdo con el mismo entusiasmo del primer día, fue
cuando tras descubrir en un programa de Paloma Chamorro la existencia de una
extraña y atrayente compañía de teatro catalana que se llamaba La Fura dels
Baus, no sé si por la Feria de Julio o por otro acontecimiento municipal, ellos
estaban aquí. Pero aquí, aquí. A dos minutos de mi casa La Fura presentaba su
primer espectáculo: Accions (1984).
Una docena de hombres-hombres, casi desnudos, en un
ejercicio teatral que para mí era totalmente novedoso y desconocido. No me lo
podía perder.
No, porque además ya se empezaba a comentar que no había
nada más moderno y postmoderno y postpostmodernísimo que verlos en vivo, y yo
que era el más postmodernísimo del mundo tenía que estar allí el primero.
Y llegó el día, y las luces del antiguo Mercado de Abastos
se apagaron, y una inquietante voz en off advirtió al publico de que todos los
materiales empleados en el espectáculo eran lavables y no peligrosos. En ese
momento agradecí no haber aparecido por allí con mis mejores galas y mis
mejores cardados, porque todo parecía indicar que íbamos a salir bien
perjudicados. No había escenario, o sea sí lo había, pero solo para la banda de
músicos, que sonaba como a free jazz, pero industrial, y ambientaba todo el
espectáculo. La acción se producía a ras de suelo, o sobre artefactos con
ruedas que circulaban continuamente entre la gente, y ellos, los
hombres-hombres, se arrastraban gateando, saltaban desde cualquier inesperado
lugar y aparecían y desaparecían acechando al público, envueltos en materiales
pringosos de aspecto mucoso, quizá fangoso y hasta en ocasiones polvoriento.
Todo era violento. Lanzaban y se rebozaban en vísceras frescas de animales. Había
que correr, esconderse en la multitud. Caías a suelo y te levantabas lleno de
mocos. Era fantástico. Maravilloso.
Destrozaban un coche a hachazos en unos minutos. Hacían
volar botellas de butano, o algo parecido, sobre la gente. Era una locura. Y la
música… uff, la música en directo era brutal. Hacían sonar percusiones
industriales golpeando bidones y placas metálicas entre saxofones delirantes, y
voces salvajes. Era increíble. Era algo tan moderno… Y eran unos tiarros tan tremendos…
Terminaban colgados de cuerdas y lanzándose sobre una pared
forrada de plástico blanco llena de bolsitas de pintura de colores que hacían
estallar a su paso. Espectacular.
Creo que no entendí el mensaje, ni la idea.
Supongo que a parte de la provocación todo encerraba algo más, pero no me
importó, porque todo consiguió generar en mí un montón de sensaciones que no
había tenido nunca. Había quien se enfadaba y se iba, había quien se asustaba,
quien se desconcertaba hasta llegar incluso a pasar un mal rato. Pero yo
disfruté como un auténtico gorrino: me reí, grité y corrí despavorido hasta el
final.
"Accions" (1984) La Fura dels Baus
El espectáculo terminó y la gente se fue marchando. Los
técnicos empezaron a desmontar la instalación y yo seguía tan impresionado que
no me podía marchar. La sorpresa final llegó en el momento en que los artistas
se despojaron de su minúsculo taparrabos y procedieron a ducharse tranquilamente
y a manguerazo limpio ante el escaso público que merodeaba todavía por allí. No
me lo podía creer: semejantes pedazos de tíos duchándose en pelotas ante mis
impresionables ojos de 16 años, de los de antes de la era de internet… ¡madre
mía! Era como una fantasía hecha realidad, era como un sueño.
Aún hoy, si miras muy fijamente en mi retina, puedes ver el
reflejo de aquellos cuerpos fibrosos y desafiantes, con aquellas vergas
igualmente desafiantes, como badajos anunciando el apocalipsis. Ay…
Dos años después volví. Presentaban Suz/O/Suz. De nuevo
impresionante. Más profesional pero igual de personal y atractivo. Al terminar,
esperé ilusionado, pero La Fura ya era una compañía importante, y su montaje ya
incluía cómodos camerinos con, supongo yo, duchas calientes. Así que salí, y me
compré el disco de dos canciones geniales que vendían. No es lo mismo, pero
adoro ese disco porque me hace… ¡ay!, soñar con ellos.
La Fura Dels Baus - Ajöe (1986)
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